jueves, 16 de junio de 2011

Estrategia de manual

Estrategia de manual


El poder no se mantiene por una orden divina que lo haya puesto ahí por los siglos de los siglos. Existe una literatura abundante que le permite actuar de una forma determinada en cada momento. Como por ejemplo el clásico libro Propaganda de Edward Bernays, sobrino de Sigmund Freud. En él se muestra cómo de sencillo es que una minoría adiestrada puede manejar a una mayoría insospechada. A partir de aquí sólo es cuestión de aplicar los fundamentos. Y vaya que sí lo hacen bien.



En este caso, para desprestigiar a un movimiento pacífico hay que demostrar ante la opinión pública que en realidad no es tan pacífico como lo pintan. Para ello, han actuado con estos cuatro sencillos pasos:

1. Se ha bloqueado el paso a todo el recinto con la excusa de proteger el Parlament. Ello causa molestias innecesarias al resto de la ciudadanía que no participa en las protestas. Además, en la mañana del 15 han cortado la línea de metro más cercana al lugar, también con esa pretensión. Cuando los trabajadores lleguen tarde al trabajo dirán: “ha sido por culpa de esos indignados.“

2. Al cortar el acceso al lugar propuesto de actuación de la protesta pacífica y rodearlo con una excesiva fuerza policial consiguen aumentar el nivel de ilógica de los manifestantes: “¿Qué hacen? Todo esto es innecesario.” Con ello, además, les ha producido un sentimiento de frustración al no poder acanzar su objetivo.

3. Al bloquear ellos mismos el paso, pero haciendo ver que es culpa de la protesta, los parlamentarios no pueden acceder por las entradas habituales y el discurso propagandístico habitual exclama: “No se puede impedir entrar en el Parlament a los legítimos representantes.” Las bocas de los políticos se llenan de democracia, manchando su significado, como siempre. Por supuesto, el President Artur Mas, en un acto teatral, accede al recinto en helicóptero y declara: “Es intolerable.” Que les den un Oscar [TM].

4. Y con el ambiente caldeado, la secreta hace su aparición y provoca breves actos incívicos que son magnificados en cuanto se realizan contra unos políticos. Por supuesto, empieza a aparecer el discurso de que éstos son actos que desprestigian a todo el movimiento y presionan para que la gente de bien comience a desmarcarse.

Y en esa estamos…

Texto extraído del artículo Estrategias del poder para desprestigiar movimientos sociales: el caso #parlamentcamp de J. M. Goig en Mundo Humano.
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